La Jornada 12 de Abril, 2018
Asa Cristina Laurell
El escándalo de Cambridge Analitica y su manipulación de la información de Facebook para ayudar a la campaña de Donald Trump a construir fake news han puesto el tema de Big Data en el foco de la atención. Debería llevar a una discusión mucho más amplia sobre los usos y abusos de las grandes bases de datos. Lo que está en juego va más allá de la manipulación electoral y tiene en el centro la privacidad y la protección de la información personal de cada uno de nosotros.
Una primera cuestión a aclarar es que los usuarios de las redes o buscadores como Facebook, Whatsapp, Google, Explorer, etcétera, no son los clientes de estas empresas. Lo son otras empresas que usan los datos, por ejemplo, para promover cierto consumo o influir en la visión del mundo de decenas de millones de personas. El negocio es vender los datos de los usuarios de las redes gratuitas a estos verdaderos clientes. Recomiendo el artículo de Curran en The Guardian sobre este tema, que demuestra fehacientemente que nuestros datos no son confidenciales y que quien los tiene nos conoce mejor que nosotros mismos.